sábado, 20 de mayo de 2017

MBM > Rehabilitación Cuartel Roger de Llúria. UPF

Pompeu Fabra - © Duccio Malagamba

© Duccio Malagamba

Fuente: MBM
Fotografía: ©  Duccio Malagamba, MBM 

Por Jaume Prat

En 1888 Barcelona celebra su primera Exposición Universal en los terrenos de la antigua ciudadela borbónica, diseñada para insultar y humillar a la ciudad, cuya construcción obligó al derribo de un tercio del barrio gótico. El maestro de obras Josep Fontserè gana el concurso para el parque que debía sustituirla gracias al proyecto urbanístico asociado, que barre las trazas de la fortaleza dejando pasar la trama Cerdà, transformándola, en contacto con el Barrio Gótico, en las manzanas largas y estrechas de un barrio que actúa como charnela urbanística entre diversos tejidos, cuyo centro es el antiguo Mercado del Borne.

Fontserè dispondrá, en el límite noroeste del parque, una serie de equipamientos asociados a su mantenimiento y a la propia exposición. En tres manzanas sucesivas sobre la calle Wellington construirá el Depósito de las Aguas (edificio que obvia el chaflán de la manzana en pro de una forma cúbica texturizada por poderosos contrafuertes que soportan un gigantesco estanque ubicado en la cubierta, calculado por Antoni Gaudí) y dos cuarteles con sus viviendas civiles aledañas ubicadas en el lado más asoleado de la manzana. Los cuarteles son dos edificios gemelos que ocupan, cada uno de ellos, dos tercios de manzana. Caerán en desuso sobre los años 80, y el conjunto entero de equipamientos se reciclará como campus para la nueva Universidad Pompeu Fabra (UPF).

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El Campus UPF es el más interesante de los existentes en Barcelona tanto por la calidad de su arquitectura como por su propuesta urbanística. Una calle lo parte limpiamente en dos, mientras que la que discurre entre los cuarteles (el final de la calle Doctor Trueta) se transforma en una ágora, obra de Garcés & Soria. El Depósito de las Aguas se convirtió en una parte de la biblioteca, obra de Clotet & Paricio. El cuartel adyacente a la biblioteca fue rehabilitado por Bonell & Gil y su gemelo, bautizado como Edificio Roger de Llúria (ERL), por MBM Arquitectes.

EL ERL es la pieza de todo el campus (incluso más que la propia ágora) que mejor estructura, define y entrega el espacio público de una universidad con la ciudad que lo rodea. El punto de partida de los arquitectos consiste en la definición de la verdadera cota cero del Campus, que no es, precisamente, la de la calle. La cota cero será aquella que conectará todo el complejo subterráneamente, a través de una sucesión de espacios (pasillos, placitas iluminadas cenitalmente, una biblioteca con una servitud de paso y los espacios de silencio convenientemente segregados) perfectamente circuitable, muy usada por el personal.

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© Duccio Malagamba

Toda la obra de MBM, independientemente de su escala y del grado de privacidad que proponga, se estructura a través del espacio público. Que, en este caso, se vertebrará a través de una plaza ubicada en la cota más lógica: la cota cero del Campus. Por tanto, varios metros deprimida respecto de las calles circundantes. Si el espacio de acceso al Campus es una ágora, este espacio central es, claramente, una plaza urbana. El ERL, cuyas fachadas exteriores, monolíticas y anónimas, son las del cuartel original, no es propiamente ni un edificio ni una rehabilitación: es esta plaza urbana. Tan diversa como cualquier plaza urbana, trabajada con una maestría absoluta respecto de la escala, de la composición, de los diversos elementos constructivos que la conforman. Usada, finalmente, como cualquier plaza urbana: mescolanza de sala de estar, patio de juegos, zona de paso, terraza de bar, lugar de celebración. Como cualquier plaza urbana, sus materiales son duros: cerámica para el pavimento, farolas de calle (literalmente), bancos corridos. Diversas tiendas la alimentan. Sus cuatro lados son diferentes, dando a ella una variedad tipológica de edificios muy fuerte: un aulario de estructura de hormigón cerrado por un muro-cortina totalmente transparente, que volca las clases a esta plaza de modo promiscuo. Un cuerpo de administración (tan parecido a un edificio de viviendas holandés), de estructura metálica ligera, pintada de blanco, flotando dos pisos por encima de nuestra cabeza. Un zócalo comercial trabajado con el mismo material del pavimento. Los testeros formados por las fachadas interiores del cuartel al que se les ha demolido el porche que las trasdosaba.

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La plaza, de geometría muy compleja, se trabaja como un cuerpo estereotómico que se eleva cuatro o cinco metros, creando rampas y escaleras que conectan el nivel de la calle (por tanto, del acceso) con la cota cero. El cuerpo de administración aparece, al nivel de la calle, elevado sobre pilotes ligeros, creando una fuerte impresión de inestabilidad, en un guiño malicioso a edificios cuya planta baja está en una cota elevada, como las viviendas de Reidy en Río de Janeiro. El único elemento discutible de la intervención es la gigantesca cubierta en diente de sierra que cierra el complejo, apoyada no en los edificios que rodean la plaza, sino en la vieja estructura del cuartel (y, por tanto, con sus límites y sus apoyos fuera de nuestra vista, escapando y expandiéndose lateralmente hacia donde no podemos controlarlo), necesaria para controlar las proporciones de un espacio que, de otro modo, sería demasiado vertical.

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Los cuarteles adyacentes, obra de Bonell & Gil, mantienen su planta baja al nivel de la calle a modo de gigantesca cubierta bajo la cual se ubica la biblioteca anteriormente citada, cuya prolongación es el Depósito de las Aguas, creando una especie de patio (que no plaza) controlado por unos lucernarios y un pequeño-edificio-de-servicio-que-no-es-tan-pequeño. Los arquitectos mantuvieron los bellísimos porches perimetrales, forjados unidireccionales a la vista, de luz más que valiente para la época, formados por viguetas metálicas y bovedillas de baldosa manual, todo ello enyesado y pintado blanco, apeados por unas columnas esbeltas de hierro fundido. Este bellísimo diseño, dejado al aire libre, tan pintoresco, no oculta que el espacio público, que se ha querido controlar mediante una colección de objetos más o menos atractivos, funciona peor como plaza que la que vertebra el edificio ERL. La mejor prueba de ello es que las fiestas, asambleas y reuniones del campus se celebran allí. Esta plaza, a la que sólo se le pedía que vertebrase lo que ocurría a su alrededor, se ha convertido en el verdadero centro del Campus.

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Memoria del proyecto

La Universidad Pompeu Fabra se fundó en 1990 y, desde el inicio, mantuvo un propósito urbanístico interesante y eficaz: ubicarse en el centro de la ciudad de Barcelona, aprovechando a menudo, edificios existentes de función periclitada. Enric Argullol, rector de esta nueva universidad tenía una clara visión urbanística en contra de las habituales propuestas de los años 60, que sostenían a menudo la idea de un campus fuera del ámbito urbano, lo que, en realidad respondía a la voluntad de alejar de la ciudad el fenómeno universitario con sus derivaciones contestatarias y, en cierto modo, mantener o provocar los correspondientes beneficios del mal uso territorial, disfrazados con las ventajas académicos y sociales de los modelos aristocráticos americanos. El rector, para apoyar su tesis urbanística, nos encargó un estudio de posibles ubicaciones en edificios y solares desocupados o transformables en una franja territorial que iba de la Rambla en la Villa Olímpica. Tras este estudio, hicimos proyectar la rehabilitación de uno de los edificios escogidos: el viejo cuartel de Roger de Llúria, un caserón que casi ocupaba una manzana entera entre el parque de la Ciutadella y la Vila Olímpica.

El cuartel era una construcción militar típica del ochocientos: estricta modulación estructural con muros de piedra y columnas de fundación, edificación perimetral de dos cruces, tres patios interiores subdivididos por dos naves, todo el conjunto con criterios compositivos tan simples como la repetición de una misma ventana vertical a lo largo de unas fachadas macizas estucadas. La decisión de conservar en parte y rehabilitar el edificio no se justificaba, por tanto, por su calidad intrínseca, sino en el aprovechamiento de una estructura suficientemente neutral para adaptar los diversos requerimientos universitarios y en la calidad urbanística de la implantación que formaba parte de una sucesión significativa de tres islas construidas con edificios de esta misma escala y ahora ocupados por la Universidad.

Las operaciones de rehabilitación se concretó en cinco puntos:

1) derribar las naves interiores para conseguir un único gran patio central, hundido hasta nivel de sótano para permitir su utilización como planta baja,

2) mantener y redistribuir para las nuevas funciones los cuerpos perimetrales,

3) construir dos bloques nuevos en sentido longitudinal en el interior del patio, uno destinado a aulario con fachada continua de vidrio y otro destinado a despachos de profesores con fachada ligera de madera;

4) cubrir el resto del patio con una estructura metálica en diente de sierra según la diagonal EO para priorizar la luz del N.;

5) organizar aquel gran patio central como un espacio semipúblico que centrara y activara la vida de los estudiantes y que se pudiera utilizar como una plaza cubierta por a otras actividades, apoyadas por la proximidad de la cafetería y otros servicios semipúblicos en la planta inferior.

Los elementos medioambientales están presentes en las paredes de piedra de toda la vida, tanto para los aislamientos térmicos como para la retención del aire fresco en verano y el calor en invierno. La cubierta de diente de sierra está orientada a Norte evitando así el exceso de calor y luz durante el verano. El gran patio está tratado como una gran plaza cubierta que ha permitido la utilización de una fachada de vidrio para las aulas y una construcción de madera para los despachos de los profesores.

Rehabilitación del Cuartel de Roger de Llúria Universitat Pompeu Fabra.

Emplazamiento
Ramon Trias i Fargas 21-23. Barcelona

Inicio de Proyecto:
Proyecto inicial: 1995 – Modificación: 1999

Final de obra:
Inicio de obra: octubre 1996 – Final de obra: 2001

Promotor
Universidad Pompeu Fabra

Coordinación y gestión:
R.Q.P.S.L., J. Benedito, R. Valles, arquitectos

Superficies
Superficie total construida: 30.000 m2
Ocupación inicial: 300 alumnos y 200 profesores.

Presupuesto
€ 20.000.000

Autores del proyecto
Arquitectura: MBM ARQUITECTES (J. Martorell, O. Bohigas, D. Mackay, O. Capdevila, F. Gual)
Estructuras: C. Buxadé y J. Margarit

Colaboradores
Arquitectura: Carlos Olmo, Carlos Báguena
Estructura: Ágata Buxadé, Ramón Ferrando
Instalaciones: Inypesa
Aparejadores: Enric Ribadulla, Vicenç Font, Carme Grau.
Coordinación y Gestión: R.Q.P.S.L., J. Benedito, R. Valles, arquitectos

Dirección Facultativa
MBM Arquitectes (J. Martorell, O. Bohigas, D. Mackay, O. Capdevila, F. Gual), arquitectos
Carles Buxadé y Joan Margarit, estructuras
Vicenç Font, Carme Grau y Enric Ribadulla, aparejadores

Empresa constructoras
CUBIERTAS Y Tejados (fase inicial)
NECSO (Entrecanales-Cubiertas) (segunda fase)

Empresa colaboradora
ELECNOR

Premios
Premio Ciudad de Barcelona 2000 de Arquitectura y Urbanismo.

eBook de SCALAE sobre Oriol Bohigas



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