|Antonio Antequera Reviriego
| 2016 | PFC | ETSAC
| Profesor: Juan Prieto López
LUGAR.PUERTO.ESCALA
El puerto exterior de Punta Langosteira surge en la época expansiva de la economía española durante la década de los 2000, con lo que nadie contaba era con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. El flamante nuevo puerto pasó a convertirse en una realidad incómoda, un zarpazo en medio de la costa da morte con un coste aproximado de 750 millones de euros.
El proyecto se sitúa en la cima de la península de Punta Langosteira, encuadrada en la costa atlántica del Concello de Arteixo, en una zona con fuertes contrastes y en la que confluyen diversos “ecosistemas” con tipologías formales, actividades y escalas distintas. Ejemplo de uno de estos “ambientes” es la aldea de Suevos, con un pequeño puerto en el que se desarrollan actividades pesqueras y de recreo, edificaciones que se podrían encuadrar en el rural gallego. Otro “mundo” radicalmente distinto son las grandes industrias sitas en la zona como la refinería de petróleo, el polígono del Sabón y la central térmica con su torre de 200m de altura.
La escala del puerto es brutal. Una carretera de cuatro carriles, en un futuro llena de silos, grúas y depósitos, atraviesa las 90 hectáreas de terreno arrancado de la montaña y ganado al mar, una distancia equivalente a ir desde Cuatro Caminos a la torre de Hércules. La actuación no puede ser un pequeño equipamiento, un edificio administrativo al uso, ya que la visibilidad de éste se haría irrisoria, un granito de arena dentro de la maraña de grúas y barcos.
Pese a semejante situación la construcción del puerto continúa, e incluso en él empiezan a emerger actividades relacionadas con su uso; pese a todo, la vida sigue. Es aquí donde el oficio del arquitecto se hace necesario. ¿Cómo hacer frente a tamaño despropósito a través de una edificación?. ¿Cómo se puede plasmar una crisis por medio del oficio arquitectónico? En definitiva ¿Puede la nueva autoridad portuaria plasmar el Zeitgeist de la época en que vivimos?
RECUPERACIÓN DE LO DESAPARECIDO.
Se trata de restablecer lo que ya no existe, hacer visible lo desaparecido, recuperar la memoria de lo que fue Punta Langosteira antes de la aparición del puerto.
Para los trabajos de construcción del puerto se procedió al barrenado de la mitad de la superficie de la península de Punta Langosteira. Con la desaparición de ese territorio se esfumaron también los modos de vida y de habitar que ese trozo de tierra sustentaba. ¿Cómo hacer posible que la vida vuelva a renacer? Con la recuperación del terreno perdido, por medio de la parametrización de la topografía desaparecida, dando como resultado un molde de terreno dispuesto a albergar vida de nuevo y que no solo representa el pedazo de tierra que ya no existe, si no que, con la extracción de la parte de la península perdida también se desvela el gran acantilado creado con la voladura del monte, en forma de negativo.
TOPOGRAFÍA ARTIFICIAL.
Haciendo de lo destruido una realidad se crea una arquitectura nube, un conjunto de barras anisótropo, como el territorio que quiere representar, con una clara definición pero a la vez con unos límites indefinidos. La sucesión de barras de igual dimensión crea una incertidumbre donde se desconocen los límites que marcan el interior y el exterior, una cueva artificial que genera un gran número de posibilidades de habitar y humanizar en función de las necesidades del momento. Una montaña de acero, una topografía artificial, capaz de volver a albergar de nuevo la actividad humana.
Para hacer de esta malla una realidad se opta por la utilización de un sistema de andamiaje modular. Estos permiten la fácil mutación del edificio a través del tiempo. Además está el valor simbólico que estos pueden llegar a tener. Con el estallido de la burbuja inmobiliaria, miles de andamios quedaron abandonados y en desuso. ¿Por qué no reutilizar todos esos elementos inservibles para darles una nueva vida? La estructura de andamios como icono, como Zeitgeist de la época de crisis en la que vivimos. Como recuerdo para las generaciones futuras.
LA ALDEA PORTUARIA.
La aldea portuaria surge del rechazo a la oficina periférica, la construcción atendiendo al lugar en el que se va a emplazar; la negación del no-lugar por medio de la configuración de un nuevo concepto de edificio basado en el vivienda individual como unidad básica y en los métodos de crecimiento tradicionales como conexión entre las partes del programa.
Los componentes principales y definitorios de un territorio son el parcelario y los caminos. El camino es el simiente de la autoridad portuaria,el cual enlaza el sendero destruido por el talud del puerto con el mirador situado en la parte más alta de la topografía artificial. Este sendero se materializa por medio de una serie de recorridos que se distribuyen por el nuevo territorio, adaptándose a él. El parcelario se materializa a través de 5 departamentos programáticos, constituyendo cada uno un “lugar” dentro de la aldea y distribuyéndose por la topografía artificial por los bordes del sendero. Todas las cajas se dividen en dos espacios diferentes, uno destinado al trabajo, y otro al descanso. Con la superposición de capas en la fachada se consigue reforzar esa idea, dotando a cada parte las características lumínicas y espaciales necesarias.
Esta entrada aparece primero en HIC Arquitectura http://hicarquitectura.com/2016/05/antonio-antequera-lugar-puerto-escala/
No hay comentarios:
Publicar un comentario