| Francisco José Blázquez
| 2016 | PFC | ETSAM Madrid
|Tutor : Jesús Ulargui
Comunidad investigadora en la isla de Kastellholmen. Estocolmo.
Estocolmo se compone de 17 islas que determinan las relaciones entre sus barrios, y su jerarquía urbana. Un lienzo articulado por una serie de nodos que determinan aquellos medios que podrán acceder a cada una, y por tanto su morfología. Este tipo de fenómenos no son algo aislado en el tiempo, si no que se ha venido produciendo a lo largo de la historia, haciéndose cada vez más especializados.
Una de las islas más singulares es la de Kastellholmen, que, a lo largo del siglo XX, ha ido perdiendo importancia, pasando de ser un bastión de entrada a la ciudad controlado por militares y capaz de acoger una serie de actos institucionales de cierto valor, a convertirse en un territorio semiabandonado, incapaz de albergar ningún uso público, y que además ha perdido su condición de centro geográfico de la ciudad, ante su expansión hacia el oeste.
Se concibe el proyecto como una oportunidad de generar condiciones urbanas positivas para el habitante de Estocolmo en una posición compleja. Ordenar el proyecto en base a esta intuición, generar una válvula urbana y dotar a cada una de sus partes de una función específica son las ideas conductoras que se mantienen a lo largo del proceso de desarrollo del mismo. De esta forma, se opta por emplazar la Comunidad de Investigadores de forma tangente al punto de acceso a la isla, y en contacto con el mar.
El programa propuesto consta de unas zonas privadas de laboratorios y residencia, y un área de divulgación de las investigaciones abierta al público. Se propone una organización clara, con los espacios para el visitante en la zona central, buscando un módulo capaz de dar lugar a espacios de distintas escalas; y espacios privados en el perímetro, que interactúan y se adaptan a las zonas boscosas.
Se decide adaptar el edificio a las condiciones físicas de la isla a través de una serie de módulos geométricos, dispuestos en diferentes niveles que quedan plasmados a través de una serie de muros de contención,y que serán determinantes a la hora de entender la estructura del nivel público. Los espacios cubiertos de transición, que envuelven el programa funcionan como colchones térmicos frente al exterior, y tienen una importancia capital tanto en planta como en sección.
La cubierta, entendida como un extenso edredón, adquiere un dimensión técnica que permite habitar los espacios que cobija al albergar las instalaciones tanto lumínicas como climáticas. Además, y debido a la gran cantidad de espacios de investigación requeridos, dicha cubierta será capaz de contener instalaciones cuya fecha de caducidad es relativamente temprana, y por lo tanto tendrá que ser accesible. Se insiste en este fenómeno al incluir en ella una serie de estancias privadas, destinadas a la ensoñación y el estudio en contacto con el cielo nórdico.
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