miércoles, 28 de septiembre de 2016

Mogas Arquitectura > Cottage

Fuente: Mogas Arquitectura
Fotografía: Jose Hevia

En una pequeña urbanización del Pirineo, se ubica esta pequeña casa de veraneo marcada no sólo por los condicionantes comunes a esta índole de proyecto, la geometría del solar, orientación, … sino también por dos máximas impuestas por la propiedad: su materialidad, la casa tenía que ser de madera, y el presupuesto.

Bajo estas premisas, el proyecto se idea a modo de un refugio de montaña: un hogar de pocos metros, de tecnificación baja y construida con una escasa paleta de materiales. El solar presenta una geometría de forma trapezoidal, estrecha y larga. Se caracteriza por tener una pendiente del 20% con un desnivel absoluto de 14m y por la frondosidad de su vegetación destacando una sequoia en la parte inferior y 4 abetos en la superior. Para transmitir la sensación de cabaña en el bosque, el volumen se ubica talando el menor número de árboles y de menor porte, de manera que de la sensación que la edificación esquiva la vegetación. Puesto que se prevé que se hagan estancias cortas, se opta por dar a la sala unas dimensiones más generosas en detrimento de los dormitorios. La pequeña dimensión de la casa obliga a pensar en aprovechar espacios presuntamente desechables, como son los falso techos habilitados como maleteros y el bajo cubierta como rincón de lectura. Con la intención de controlar el coste de la obra, se tomaron tres decisiones: minimizar la excavación compensando la extracción de tierras con la aportación, prefabricar la casa y minimizar los medios auxiliares en la construcción in situ.

El proyecto se ideó para ser transportado por carretera en módulos acotados por las medidas máximas de transporte, lo que supuso un corsé en el diseño. Se plantearon 3 módulos,: 1 modulo de habitaciones , 1 modulo para la sala estar y cocina, y un tercer módulo para la cubierta de la zona de día y el altillo. Por presupuesto, resultó más económico transportar la casa por paneles y ensamblarlos in situ que por módulos terminado en taller. Otro aspecto favorable de la prefabricación, era poder avanzar en la construcción durante la época de frío.

Constructivamente, la casa se sustenta sobre unos muros de entramado ligero de pino, con montantes separados para optimizar los tablero, rellenos de una doble capa de aislamiento de lana de roca y forrados por el exterior por una fachada ventilada de madera. Para evitar un resultado excesivamente rudo, los canalones y los marcos de las ventanas con sus porticones se detallan con la intención de incorporar un decorum constructivo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Localización:
Ripollès

Fecha:
2015

Fotografía:
Jose Hevia

Estructuras:
Estudi Cuyas



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