jueves, 3 de enero de 2019

Marc Sánchez > Nuevo equipamiento de gestión alimentaria en Marina

| Marc Sánchez Alfonso
| 2017 | 4º curso | ETSAB
| Profesor: 
Luís Alegre


Construir un gran edificio que permita darle vida a la zona, en harmonia con las edificaciones existentes, pero a la vez suficientement adaptable a nuevos usos futuros. De ahí sale la idea de utilizaar un módulo que permite organizar tanto el almacén como la zona más cerrada, de oficinas, y aulas. El que haya divisiones depende enteramente del uso inmediato actual (el propuesto en el programa), ya que el edificio esta pensado para que en un futuro se derribe toda la tabiqueria, que ya es ligera (madera en general y algunas partes de ladrillo) y se pueda volver a reorganizar, ya sea en espacios diáfanos o aún más cerrados de los que ahora se plantean. Diseñando los edificios de esta manera, se consigue que la arquitectura no sea un producto de usar y tirar, de tan solo cuadrar un programa y hacer la forma que sea la más eficiente para realizar tal cometido, aun sabiendo que su uso en el futuro cambiará seguramente y luego sea un martirio la rehabilitació o readaptación de uso. Este módulo repetible, que se puede extender, cuando se derribe el colegio, puede llegar a colonizar toda la manzana, pareciéndose a la idea de Kahn cuando planteaba el museo de Arte Kimbell, donde el ritmo se repite, pero dentro puede aparecer un segundo orden totalmente independiente, con forjados a media altura, dobles espacios y demás.

La cubierta inclinada surge del entorno fabril y se convierte en el el motivo edificio, junto con la utilización del ladrillo, para que este no se entienda como una estructura nueva, sino como algo re utilizable, con una estructura de hormigón, que funciona totalmente ajena a lo que pasa dentro. La forma viene dada por tres gestos, siendo el primero la necesidad actual de que entren camiones. El edificio se retira para dejar espacio a este patio de maniobras, y a la vez esconderlo con el retranqueo. El segundo gesto responde al empuje de la vegetación por la parte trasera, que fuerza al edificio a ceder espacio a este huerto urbano de 3000 m2 compartido entre el almacén y la formación profesional de las cocinas. El patio central acaba de dar luz allá donde se necesita, convirtiendo las aulas y cocinas en espacios iluminados y agradables para la gente.

La estructura de hormigón esta modulada para que funcionen los dos tipos de programa que nos habían pedido, dejando una distancia de intereje de 6,40 m. La distribución de los pilares y el tamaño de las jácenas cambia sin embargo en las dos zonas diferenciadas del proyecto con una intencionalidad clara. En la parte del almacen, nos encontramos con una luz central de 30 m, para que incluso en un futuro, se pueda utilizar como polideportivo del centro y se juegue a fútbol o baloncesto. De ahí que las jácenas deban ser prefabricadas de hormigón y pretensadas, alcanzado un canto de 150 cm por 40 cm de ancho. En la parte de oficinas, aulas y cocinas, las luces disminuyen, siendo la máxima de 17m, implicando un canto de 80 cm en esa zona.

Las fachadas exteriores estan divididas a pares, siendo la este y oeste de hormigón, ya que se convierten en la extrusión del pilar. La sur y norte son de ladrillo, teniendo una lógica distinta a la otra pareja, siendo mucho más contínua y sin tantas aberturas puntuales, puesto que se convierten en una celosía en la parte ajena al almacén, dejando pasar la luz indirecta, protegiendo la intimidad. En cambio, en el patio de interior, ya que no es necesario protegerse de la gente transeúnte, se propone una fachada totalmente de cristal, de montantes finos, para que este patio vegetado, entre visualmente en el edificio. Para proteger del sol, una terraza se dispone a sur, así como vegetación suficientemente alta como para separar la zona de aulas y coworking visualmente.



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