Fuente: Marcos Catalán Studio
Fotografía: Eugeni Pons
En un edificio de viviendas de los años 70 en la zona alta de Barcelona se transforma un piso de 300m2, con mucha luz pero con vistas poco atractivas.
Se plantea una nueva organización interior desmontando la antigua distribución burguesa, muy fragmentada y alejada de la vida moderna.
Construido en mármol de Thassos, pino Norte y suaves enyesados blancos, este interior materializa espacios de tranquilidad y aislados de la bulliciosa ciudad, para una amplia familia con cuatro hijos.
El proyecto interior tiene el propósito de crear un oasis doméstico en un ensimismamiento casi total. La casa mira hacia si misma y se aísla del bullicio y las vistas exteriores mediante unas nuevas fachadas sobrepuestas, que recomponen los limites interiores del contenedor.
Fachadas más serenas que, a través de cornisas de madera y lamas venecianas, modelan la luz natural dándole una calidad homogénea, neutra y envolvente, y ofreciendo calma y sosiego a sus usuarios.
El hall es el espacio central entorno al cual se organiza la casa, y donde arranca el discurso formal que recorre hasta el último rincón de la vivienda.
Hacia un lado, el área social gira al rededor de un muro que relaciona estar, comedor y cocina quedando vinculados entre si mediante una fuerte conexión visual.
Hacia el otro lado se desarrolla un interior más compacto, los dormitorios de los cuatro hijos y la habitación principal, obteniendo un espacio fraccionado.
Autoría:
Marcos Catalán Studio
Emplazamiento:
Sarrià – Sant Gervasi
Superficie:
300 m2
Presupuesto:
320.000 €
Fecha de finalización:
marzo 2018
Promotor:
Particular
Constructora:
Industriales independientes
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