Fuente: Ander Bados Sesma & Betsaida Curto Reyes
Imágenes: Eleazar Cuadros, Mikel Beaumont
Tras las inundaciones que sufrió Arequipa en el año 2013, la ONG All Hands and Hearts reconstruyó el colegio Villa Magisterial, ubicado en la comunidad de Cerro Colorado, en el cono norte de la ciudad y a los pies de los volcanes Misti y Chachani. Los llamados “conos” en el Perú son asentamientos humanos en la periferia de las ciudades formados principalmente por inmigrantes de la sierra y selva. Son áreas degradadas y sin apenas planificación urbana.
Han sido 3 años y medio conociendo y entendiendo el lugar, el entorno, las tradiciones y los sistemas constructivos a través de numerosas reuniones participativas con la comunidad y el profesorado de la escuela para entender sus necesidades.
La identidad del entorno está formada por muchas culturas diferentes. El tejido urbano de la comunidad se podría definir como una anarquía organizada, creada con diferentes técnicas constructivas que dependen de la procedencia geográfica de quien la construye: techos de bambú, soleras de hormigón, paredes de ladrillo o de madera. Identidades tan diversas han creado una nueva personalidad característica de este lugar donde convergen diferentes estilos de autoconstrucción.
La respuesta nace de la propia comunidad que asimila y comprende su entorno, y lo entiende como valioso. Hay un denominador común entre todas las construcciones, que es la utilización de los materiales sin ningún tipo de revestimiento. Así que lo adoptamos como concepto de proyecto. Potenciamos los materiales tal y como son; ladrillo visto, concreto visto, madera, calamina, metal. Esto supone un ahorro importante sin dejar de poner en valor los materiales y el edificio. La sinceridad del material en su estado natural ayuda a que la propia comunidad pueda sentirse más identificada con el edificio y el modo de construir, mostrando que un muro sin enlucir es igualmente bello. Una especie de lucha por poner en valor las construcciones locales consideradas muchas veces al margen de la disciplina arquitectónica y romper la trayectoria del establishment de no considerar estas actuaciones como obras de arquitectura.
Se ha logrado un edificio materialmente vinculado a su entorno a base de seguir el modelo formal de la escuela existente, utilizando grandes vigas y columnas, cubierta plana y ladrillos vistos.
En el interior se han creado espacios saludables mediante una buena iluminación natural, ventilación cruzada, y regeneración de aire a través de las claraboyas superiores evitando cualquier necesidad de ventilación mecánica. Se ha dado importancia a la identificación del hormigón con el lugar mediante una técnica sencilla para que las nuevas aulas tengan ese matiz rojizo que le da nombre a Cerro Colorado.
Había un deseo por parte del profesorado de que el edificio tuviera una gran flexibilidad ante los cambios. Es decir, que fuera una barrera entre la cancha de fútbol y el patio de juegos . Ahora es un elemento de transición entre el edificio antiguo y el nuevo, y genera unas gradas y una zona de comedor al aire libre. Un aula polivalente que puede dividirse en dos menores por medio de las carpinterías de madera.
¿PARA QUIÉN?
Entendemos la escuela como un lugar de reunión y de transmisión de conocimientos. Por esto, el edificio se adapta a las diferentes escalas presentes en la comunidad.
Hay una búsqueda por satisfacer a cualquier usuario; Se trabajan soluciones específicas a la medida del niño y a la vez se utiliza una escala más urbana para crear espacios de unión entre lo existente y la nueva construcción que pueden ser usados en reuniones comunitarias.
Queremos reafirmar el sentimiento de identidad que se puede crear mediante la arquitectura en la memoria de los niños y será transmitido a futuras generaciones.
Debido a la alta natalidad, el número de estudiantes creció en 5 años considerablemente y ya no había espacio suficiente en las aulas existentes. Se tuvo que recurrir a la utilización de aulas prefabricadas para cumplir los requerimientos y las necesidades de la escuela. Tras varios procesos con la sociedad local, la comunidad de Cerro Colorado necesitaba la construcción de 2 aulas y una cocina, la cual también era prefabricada y sin agua..
Desde el inicio, se busca que la comunidad se sienta identificada con el edificio. Los estudiantes pasan muchas horas diarias entre las aulas y la cocina, así que era importante dotar de dignidad y calidad a estos espacios y generar un espacio común y neutro donde las desigualdades que estos niños tienen que vivir en su día a día no sean tan latentes.
El reto era conseguir la misma dignidad de instalaciones que las escuelas de pago pero con unos medios reducidos. Entender que la calidad en la arquitectura no pasa por un mayor gasto de dinero. Se pretende que esta escuela sea un hito siendo una obra de arquitectura sin apellidos ( social, de cooperación para el desarrollo), entender la arquitectura como lo que es…simplemente arquitectura!
Arequipa, Perú
Septiembre 2021
Arquitectos:
Ander Bados Sesma
Betsaida Curto Reyes
María Montenegro Vázquez
Arquitectos locales:
Huber Grabiel Canchis Agreda
María Alejandra Ortiz
Colaboradores:
Victoria Arrighi
Freddy Dario Barreto
Estructura:
Claudia Villanueva (HVS ingenieros)
Aitana Gisbert
Fotografía:
Eleazar cuadros
Cliente:
ONG AHAH / ONG APP
Contratista:
NL Constructora
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